Documentos
A estas alturas, creo, ya todos estamos familiarizados con esta triste verdad: somos nuestros documentos. Yo, por ejemplo, soy la tarjeta que dice dónde nací, los diplomas de las escuelas a las que asistí, el currículum con que pido trabajo, la visa, el informe que imprime mi médico, la carta de recomendación que reciben mis jefes, el certificado que emite mi banco y etcétera, y etcétera. La vida —eso que nos pasa mientras vamos de un documento a otro— parece ser cada vez más accesoria. Los “campos de trigo” y “las canciones de la lluvia” y “los árboles” y “los pájaros que ha perseguido la palma de [una] mano”, todo eso, dice el poeta palestino Mahmoud Darwish, jamás cabrá en el pasaporte que nos piden en el aeropuerto.
Quien mejor conoce el poder tirano del documento es, por supuesto, quien no lo tiene, el indocumentado, el sabio de nuestro tiempo. Él sabe que cuando quiera decir “aquí estuve”, “aquí me enfermé”, “aquí nacieron mis hijos” le entenderán otra cosa. Y luego le pedirán su social o su green card o cualquier otro papel que pruebe lo obvio: que pertenece al mundo de los vivos. Y entonces él se preguntará si habrá algún idioma humano inmune a los caprichos del documento, si habrá alguna autoridad, en el cielo o en la tierra, que escuche su queja, que procese su solicitud:
En mi desesperación recuerdo
que hay vida después de la muerte;
hay vida después de la muerte
y no tengo problemas.
Pero pregunto:
Oh Dios mío,
¿hay acaso vida antes de la muerte?
Ciudadanía
The Undocumented Americans (2020) es un libro tierno y furioso que, casi gritando, repite algo que en Estados Unidos resulta casi imposible de imaginar: que nuestra pertenencia a un lugar, nuestra ciudadanía, no se puede regular con ningún documento; que somos ciudadanos del lugar en el que luchamos por vivir. Algunas de las páginas de este libro se sienten como un golpe seco, uno que duele porque dice la verdad. Otras son enternecedoras. Pienso ahora en la historia de los delivery boys, inspiradas en el padre de Cornejo Villavicencio y que a mí me recordaron al mío. Pienso en su homenaje a limpiadores de edificios, a trabajadores de la construcción y a empleadas domésticas. Ningún libro sobre inmigración me ha ensañado tanto ni me ha dolido tanto ni me ha conmovido tanto como éste. Si quieres hacerte una idea de cómo escribe Cornejo Villavicencio, puedes leer alguno de estos artículos en The New York Times, The New Yorker y Bazaar.
Quien tiene ojos, que lea.
Sobre el mismo tema
Llévate mis amores (Director: Arturo González Villaseñor). Uno de los mejores documentales que he visto sobre la inmigración a Estados Unidos. Sencillo y poético a la vez, nos presenta la perspectiva de quienes ayudan a los inmigrantes en su paso por México.
Undocumented: A Dominican Boy's Odyssey from a Homeless Shelter to the Ivy League (2016) Dan-el Padilla Peralta, un profesor dominicano de historia y cultura clásicas en Princenton, cuenta cómo pasó de una infancia viviendo en refugios a ser profesor de una de las universidad más importantes de Estados Unidos.
Algunos poetas: Javier Zamora, Yosimar Reyes, Sonia Guiñansaca, José Olivarez.
Diálogo
Hija: Este es mi libro favorito, abuela.
Abuela: ¿Cómo se llama?
Hija: Se llama Animalia.
Abuela: ¿Por qué es tu libro favorito?
Hija: Porque es para leer y no para comer.
Comentarios
Si tienes algún comentario o pregunta o quieres decirme cualquier cosa, puedes hacerlo respondiendo a este correo electrónico o comentando directamente en la página de READ THIS o no…